La jornada de ayer, 20 de Septiembre de 2011, fue para mí una jornada de orgullo.
Hasta entonces, yo había tenido la
impresión de que en esta lucha estábamos solos, que ni padres ni alumnos
(y mucho menos el resto de la sociedad) entendían muy bien nuestras
reivindicaciones y que todo el mundo pensaba que simplemente nos
quejábamos por dar dos horas lectivas semanales más. Me alegro de
comprobar que estaba en un error y que, por fin, se nos empieza a
entender.
Ya por la mañana nos reunimos unos
cuantos profesores -que habíamos decidido secundar la huelga- en la
puerta del instituto, para dirigirnos después a la Plaza Mayor de
Torrejón. Mi primera sorpresa llegó cuando vi llegar a padres de alumnos
para presentar a la Comunidad de Madrid sus quejas por escrito. Pero es
que la tarde anterior un numeroso grupo de padres ya había presentado
las suyas.
Dirigiéndonos a la Plaza Mayor pudimos
ver a numerosos alumnos que en lugar de quedarse en casa habían decidido
unirse por su cuenta a nuestra causa (que en realidad, es también SU
causa). Ya en la plaza, a la hora acordada para la concentración (12:00)
nos reunimos TODOS los centros de Secundaria de Torrejón. Hasta la
Escuela Oficial de Idiomas estaba allí. Pero (nueva sorpresa) allí no
solo había profesores: también había padres (muchos), alumnos
(muchísimos), gente dispuesta a escucharnos... Durante una hora, frente
al Ayuntamiento, TODOS dejamos claro a Torrejón de Ardoz nuestra
preocupación por la merma de calidad educativa que suponen las famosas
Instrucciones de Inicio de Curso.
Pero la jornada no había hecho más que
empezar. Ya por la tarde, nos fuimos a la plaza de Neptuno en Madrid,
para asistir a la manifestación convocada a las 18:30. Al principio me
pareció similar a la del día 14, pero no tardé en comprobar que había
muchísima más gente. Muchos más institutos estaban allí. Muchos más
profesores (incluidos equipos directivos), pero también muchos más
padres, y sobre todo muchos más alumnos. Me alegró comprobar que alumnos
a los que había dado clase en cursos anteriores en otros centros -y que
entonces actuaban como si lo de estudiar no fuera con ellos o que se
empeñaban en llevarse mal conmigo- estaban allí, apoyándonos y
preocupándose por su futuro académico.
Por ello hoy estoy especialmente
orgulloso. Porque, por mucho que la Presidenta y otros mandatarios se
empeñen en desacreditarnos y tratarnos como una molestia que hay que
quitarse de encima (a razón de 5000 profesionales en dos años), aún
queda quien no se deja engañar y reconoce nuestra labor. Y que ese
reconocimiento venga por parte de tus alumnos es un premio añadido que
hace que merezca la pena ser profesor.
Yo también estuve en la impresionante manifestación de ayer y comparto tu emoción y tu orgullo. Así es como se gana la batalla que importa: la de la opinión pública.
ResponderEliminarGracias Miguel Ángel por mantener viva la esperanza de los profesores sin esperanza.
ResponderEliminarEsto será lo mejor que saquemos de todo este conflicto. Las vivencias personales de compartir una lucha justa.
Salu2
P.D. Angelito, un contador de visitas, anda!, Para animar al personal.